jueves, 20 de noviembre de 2014

Epílogo

(Narra Louis)



La llamé y en seguida levantó la vista del suelo. Al instante, ambos sonreímos. Pero vi algo en ella que no estaba igual... No sabía que había pasado, pero algo importante seguro. ¿La había echo pasar mal? Porque juro que si fuera así... Nah, voy a matar a Troy de todas maneras.



Corrió hacia mí y me rodeó con sus pequeños brazos mientras que bajaba de la moto. Yo la abracé de la misma manera, oyendo el latido de su corazón y su respiración pesada.





- Juro que voy a matar a Troy... --susurré acariciando su pelo--.



- No hace falta. Ya está muerto.





Mis acciones me traicionaron y me quedé quieto. ¿Cómo?





- ¿Cómo dices?



- Que Troy ya está muerto. Se suicidó.





_____ no me miró a la cara en ningún momento. Dios... Sabía que algo había pasado... Pero para nada me esperaba esto. ¿Troy? ¿Muerto?. Okay, vale que yo mismo lo quería matar y ahora me habían quitado un peso de encima... Pero de todas formas, esto era demasiado shockeante. Si yo ahora estoy shockeado, imagina _____.





- ¿Estás bien? --intenté preguntar con la voz más dulce posible, acariciándola y abrazándola más fuerte--.



- Sí.



Su respuesta fue como un susurro, pero válida al fin que cuentas para mí. Aumenté la fuerza de mi abrazo.





- ¿Quieres hablar de ello? --volví a preguntar--.



- No realmente --dijo separándose de mí y brindándome una sonrisa de complicidad--.





Asentí, sin presionarla. Ella era la que decidía.





- Te extrañé --admitió ella y la miré con la cara de tonto enamorado que se me pone cada vez que estoy junto a ella--.



- Yo más.





Dejé que ella diera el paso de besarme esta vez. El cual, no tardó en dar. Se puso de puntillas y depositó un suave y lento beso lleno de... Amor. Nunca pensé que alguien llegaría a besarme con el sentimiento que ella lo hacía. Sinceramente, nunca esperé que alguien llegara a quererme de una manera tan profunda. Ni que yo devolviera el sentimiento de vuelta, enamorándome también. Pero había pasado, y no me arrepiento de nada porque ella... Había robado mi corazón y no parecía querer devolverlo. Al fin y al cabo, sé que mi dañado y frío corazón estaba a salvo con ella. Mi princesa.



Correspondí su beso, dándole el mismo sentimiento que ella. Demostrando que le correspondía. Posé mis manos en sus caderas, y ella puso las suyas en mi cuello. En cuanto su piel hizo contacto con la mía... Unas pequeñas mariposillas revolvieron mi estómago, hecho que pasaba casi siempre que estaba junto a ella.





- ¿Me estuviste buscando? --preguntó ella esperanzada, mirándome directamente a los ojos--.



- Por supuesto. Y doy gracias a Dios porque te he encontrado. La verdad es que el equipo que me busqué era bastante bueno --admití, esbozando una sonrisa de lado--.



- ¿Qué equipo? --preguntó ella, frunciendo el ceño. Ya me estaba acostumbrando a ese gesto tan caracterítico suyo--.



- En cuanto te llevaron... Busqué a Liam, Zayn, Dylan y Niall para que me ayudaran. Yo no quería que el idiota de Horan nos ayudara, pero al final ha servido de bastante ayuda --admití de nuevo entre dientes. Le debía una al rubio aunque no quisiera--.



- ¿Liam? ¿Niall? --dijo mi chica sorprendida--. Es decir, Niall vale porque me debía una y me prometió ayudar; pero Liam... ¿Él no me había apartado de su vida para siempre?





La miré extrañada. ¿Para siempre?. Es decir, yo sabía que estaban enojados entee ellos por cualquier tontería, no por nada grave. Pensé que sería cualquier niñez de niño mimado, nada serio.





- Bueno... Al principio Liam se mostró sorprendido cuando fui a buscarle... Pero se preocupó por tí y vino a ayudar en todo lo posible --le informé, analizando el rostro de mi novia--.



- Ah... Entonces supongo que tendré que hablar con él --dijo asintiendo--.



- Voy a llamar a los cuatro para decirles que dejen de buscar.



- Te amo, Louis --soltó de repente, pillándome desprevenido--.



- Te amo más, princesa --respondí de inmediato y ví como esforzaba una sonrisa--.





Ahí fue cuando me di cuenta. Ella y yo podemos ser felices sin más complicaciones. Como una pareja normal y corriente. Quizás este sea el final... Que da pie al nuevo comienzo. Un comienzo en el que podemos ser felices sin peligros. Aunque, si lo piensas bien, todos estos hechos son los que nos han hecho unirnos más aún y amarnos con más profundidad. Y, aunque ambos hayamos cometido errores en algún punto de nuestra relación, no me arrepiento de nada. Porque así es como ha transcurrido nuestra historia. Quizás no sea la más interesante, ni la más romántica; pero es la nuestra, la que se encargó de involucrarme como nunca otra historia en mi vida lo había echo y la que me enamoró como nunca nadie en la vida lo había echo.



Porque si esto no es amor... ¿Qué es amar? ¿Acaso se puede querer a una persona más profundamente de lo que yo lo estaba haciendo ahora mismo?. Esas, son preguntas que nunca jamás seré capaz de responderte. Pero sí soy capaz de decirte algo, querido lector: he aprendido a amar y seguiré aprendiendo a hacerlo el día a día junto a ella, porque nadie nació sabiendo cómo amar. Porque si hay algo de lo que estoy seguro es de que... Quiero estar junto a ella hasta que me muera, porque es la única que ha conseguido abrirme los ojos e invitarme a bailar el vals que es la vida.



La amo, la amo tanto que hasta duele. Y aunque quizás no sea el más indicado para ella, nunca nadie decide de quién enamorarse ni cómo debe transcurrir lo que vivimos. Y no puedo estar más agradecido al destino de juntar mi camino como el de ella.

Capítulo 30. |Final|

(Narras tú)





Me levanté a pesar de la punzada de dolor alrededor de mis piernas. Me dolía la cabeza. Ni siquiera quería pensar. ¿Qué diablos está ocurriendo? Primero, me secuestra; luego, me confirmo a mí misma que amo a Louis; y entonces, cuando parecía que Troy estaba dispuesto a continuar con “el siguiente paso”, descubro que en realidad todo lo que me ocurrió hace 4 años o más era una farsa.



Y, es que en realidad tenía dos opciones: venirme abajo o venirme arriba. “Sal y verás que ya no puedo hacerte más daño”. ¿Cómo se supone que debería interpretar eso?.



Limpié el polvo de mi camiseta y me acerqué hacia la puerta. Salí por el pequeño hueco de la puerta, sin hacer ruido. Todo estaba tranquilo, nadie estaba cerca, y lo único que podía ver era la puerta de salida en frente mía y unas gotas de sangre en el suelo.





<<Esta es mi oportunidad de huir>>.





Pegué un pequeño salto cuando se oyó un disparo que provenía de dentro de la habitación situada a mi izquierda. Mi corazón comenzó a latir a una velocidad sobrenatural. Tenía miedo. Tenía miedo a morir.



<<Ya no me puede hacer daño>>.



<<¿Porqué?>>.



<<No lo sé>>.



Andé hasta encontrarme en frente de la puerta de donde provenía el disparo y mi vovecita inferior se calló de repente. Todo parecía haberse parado: el tiempo, mi corazón, sus latidos... En este momento ni siquiera sé porqué comencé a llorar. Quizá porque todos mis recuerdos comenzaron a esfumarse poco a poco. Quizá porque había cerrado una etapa, pero no de la manera más bonita posible.



El muerto cuerpo de Troy se encontraba en frente mía, sin vida. Se había suicidado. Todo lo que quise ser en ese momento fue más fría. Yo no quería su muerte. Sí, lo odiaba por haberme hecho tanto daño. Pero por fin era feliz, con Louis. No quería que Troy muriera.



Pero había algo... Había algo en mí que me decía que lo mejor era que él moriera. Él no se había suicidado por mi, se había suicidado por el efecto de las drogas tenían en él. Y ese efecto era: controlar su vida.



En el fondo sabía que él no era capaz de soportarlo. Y, por desgracia, yo había pagado esos platos rotos. Aunque, la verdad es que tampoco me arrepentía. Troy había sido una persona esencial en mi vida. Uno de los pocos que me habían marcado. Para mal, sí. Pero aun así me despedía de él con tristeza.



Cada día me sorprendo mucho más a mí misma. Porque consigo ser más fría ante este tipo de situaciones, pero como consecuencia eso crea que ponga más de mí en mi relación con mi pequeño ángel.



Sonrío al saber que Troy no me había echo daño de nuevo. Ya tuve suficiente. Me acerqué a su cuerpo yaciente en el suelo y le dí un beso en la mejilla.



Yo no lo maté. Limpié mis lágrimas con la palma de mi mano. Nunca había sido buena para despedirme. Pero aun así, como si de un funeral se tratara, comencé a hablarle al aire: a Troy.





- Gracias. Gracias por haberme echo más fuerte. Por enseñarme a apreciar lo bueno de la vida. Porque estoy convencida de que si nada malo me pasara... Nunca aprendería a ver lo bueno. Ahora tengo una vida que vivir. Y, como bien dijiste, ya no me puedes hacer daño --tomé una gran bocanada de aire, callando mis sollozos--. ¿Sabes? Te amé. Fuiste mi primer amor y mi primera vez. No sé porqué te lo digo, si lo sabías perfectamente --reí con amargura--. Todo esto ahora mismo se siente como un funeral. Y, me gustaría haberte dicho en persona, Troy, que yo sí hubiera ido a tu funeral. Por lo que fuimos. Aunque... Si te soy sincera, ahora mismo lo único que puedo hacer es agradecerte, por dejarme hacer una nueva vida junto a alguien después de todos estos años. Quizá no es la manera, pero valoro el echo.





Suspiré y lo dejé ir. Hoy cerraba capítulo. Parece mentira, pero creo que el final ha llegado. No mi final, sino el de Troy. ¿Ha sido él uno de los protagonistas del libro al que yo llamaría: 'mi vida'? Sí, sin duda lo había sido.



Salí del oscuro lugar y una oleada de recuerdos me llegó. No tenía palabras para describir lo que ahora sentía. Recordé mi pequeño cuerpo corriendo por las calles, llorando y corriendo para llegar hasta mi hermana. Y entonces fue cuando lo comprendí todo.



Creo que en el fondo, sabía que el interior se me hacía familiar. Pero estaba reformado.



Me tranquilicé. Nunca llegué a superar todo lo que me pasó con Troy. Aunque sé, que nunca volverá a pasarme porque Troy está muerto.



Comencé a andar por las calles, sintiéndome como una tonta al no llevar el móvil encima. Louis llevaba mi bolso con mi móvil en su moto la última vez, y ahora estaba sola por las calles de la cuidad sin teléfono, comida ni dinero.



Me aplaudí mentalmente, aún sabiendo que no tenía la más mínima culpa. Andé dirección mi casa, que es la que más cerca se encontraba de la zona para llamar a Louis.



No sé que estará haciendo ahora mismo, pero espero que se haya preocupado tanto por mí como yo había pensado en él. Y quizá, que haya intentado buscarme.







(Narra Louis)





- Juro que voy a matar a ese imbécil. A saber qué coño estará haciendo con mi _____ ahora mismo --gruñí--.



- Tranquilízate, bro. Ella va a estar bien, todos conocemos lo testaruda que es. Además, no han pasado ni veinticuatro horas desde que no la ves --intentó tranquilizarme mi buen amigo Zayn, pero no sirvió de nada--.



- Veinticuatro horas son suficiente para violar a una persona. Y yo no quiero que la toque nadie. ¡¿Entiendes?! --dije pasando una mano por mi pelo--.



- ¿Y cómo pretendes que la encontremos? ¡Ni siquiera sabemos dónde está!. Hay que pensarlo bien antes de salir a buscarla. No queremos buscar en el lugar equivocado --dijo Dylan--.



- Dyl tiene razón, Louis. Si buscamos en la zona errónea, perderemos más tiempo --lo apoyó su amigo Liam--.





<<Cómo no, ellos no saben por lo que estoy pasando. ¡_____ está allá fuera con Troy! ¡El amor de mi vida puede morir perfectamente en esas condiciones! A saber cómo la estará tratando>>.







- Horan, tú tienes que saber algo de dónde se encuentran. Por lo menos la zona --dije mirando al rubio, con ganas de matarle a él también--.





No sé si traer a Niall fue buena idea. Es un cerebro más, sí. Pero aun así, no sabíamos si estábamos trayendo al real enemigo con nosotros. Y eso era un peligro, un peligro que debía correr por _____.





- No sé dónde está exactamente, pero sé que es en la zona norte de esta ciudad. Troy no tiene tanto poder ni dinero como para llevársela a otro sitio --dijo y suspiré. Más le vale tener razón--.



- Dinos tu plan --dije rodando los ojos. Creo que nunca soportaré a ese idiota--.



- Zayn y Dylan irán al noroeste, que es el lugar donde es menos posible que esté, ya que es donde está el cuartel de policía, pero aún así hay que registrar la zona ya que no sabes nunca lo que puede pasar. Liam y yo iremos al frente, que puede que esté allí. Y tú irás al noreste, que es el lugar donde más veces me he encontrado con Troy para temas de dinero. Estoy seguro que tú quieres ir a esa zona ya que es la más probable.





Pensé bien la táctica del rubio. No estaba mal. Asentí, no teníamos un plan mejor y éste parecía ser el más adecuado.





- Vamos.





Los cinco nos subimos en las tres motos que teníamos. Niall conduciría la de Dylan y llevará a Liam mientras que Dylan se subiría con Zayn y yo llevaría la mía. No era un mal plan al fin que cuentas.



Sin decir una palabra más, arranqué la moto. Comencé a ir por las calles más sospechosas. Tenía que encontrarla cuanto antes.



Si hace dos meses me dices que caería de esta manera por una persona, probablemente me reiría en tu cara. Nunca me llegué a plantear realmente el enamorarme de esta manera. Pero si algo tengo claro es que... Sale solo. Cuando eres tan joven lo único que quieres es pasarlo bien, pero antes o después, esa persona llega y es entonces cuando sabes con qué has estado jugando.



Por eso, si tuviera que darle un consejo a alguien sobre el amor, sería que no lo acelerase.



Buscaba una señal de mi _____ por aquí y por allí, mientras los nervios me comían por dentro. Hasta que crucé una esquina y me la encontré frente a frente, andando sola por la calle y mirando al suelo... Mi princesa.



Capítulo 29

(Narras tú)





Abrí los ojos poco a poco, tras el impacto de mi espalda con el duro y frío suelo. Mi cuerpo me pedía auxilio, observé mis piernas que tenían moratones y unos de mis brazos sangraba. Me toqué la cabeza, adolorida. ¿Qué demonios había pasado aquí?



Mis ojos recorrieron la sala. No había ni un solo mueble, sólo unas cuantas cajas que desprendían un olor horrible. Había polvo en todos lados y sólo un pequeño rayo de luz se asomaba por una diminuta ventana en forma circular que había fuera de mi alcance.



El pánico comenzó a recorrer mi cuerpo, haciendo que mis heridas dolieran más de lo que deberían.





<<Buen momento para entrar en pánico, _____>>





Ahogué un chillido cuando toqué mi reciente herida del brazo. ¿Cómo demonios me había echo eso? ¿Qué hago yo aquí?. Mi respiración estaba entrecortada, y mis labios entreabiertos. Quise chillar, esperando la respuesta de alguien que pudiera sacarme así, pero luego reculé y me di cuenta de que no era una buena idea.



Cerré los ojos, acordándome de los acontecimientos que ocurrieron hace a penas cinco horas. Louis. Troy. Louis. Troy. Eso era todo lo que pasaba por mi cabeza.



La puerta se entreabrió y achiné mis ojos, aclarando la vista debido al golpe de luz brusco. Una silueta se acercaba cada vez más a mí, pero aun así, yo no me moví. La delgada sombra se paró delante mía, y yo examiné todo su ser. Era él. Era Troy.





- Hola, preciosa.





El moreno escupió esas palabras como quien no quiere la cosa. Quise hablar, pero mi garganta no parecía estar por la labor. Intenté calmarme a mí misma mentalmente, acto que fue en vano. Unas lágrimas silenciosas comenzaron a apoderarse de mi rostro, y las heridas parecían más dolorosas ante su presencia.





- Vaya, parece que la princesita no tiene dónde esconderse esta vez --rió con amargura--.





Cada palabra que decía, cada sílaba que pronunciaba parecían hacerme más débil. Pero yo no podía dejarme ganar, tenía que demostrar que era más fuerte que todo esto.





- ¿Qué quieres de mí? --susurré cuando las lágrimas dejaron de caer por mi rostro como si de un río con caudal se trataran--.





Por primera vez, me digné a hacer contacto visual con él. Y, la verdad, nunca pensé que este momento llegaría. Porque lo quería más lejos que nunca. Me daba asco, ¿qué necesitaba ahora de mí?





- Quiero recuperarte --dijo sin maldad y lo miré sorprendida--.





Una especie de sentimiento me abrumó. ¿Recuperarme?. Mi rostro era la definición exacta de asombro ante sus dulces palabras.





- Te quiero de vuelta --dijo otra vez, confirmando mis sospechas--.





¿Yo era un simple capricho de Troy? Esto no podía estar pasándome a mí.





- ¿Dónde está Louis? --me atreví a preguntar--.



- No tengo porqué responder a tus estúpidas preguntas de niña mimada.





Su respuesta me pilló desprevenida. ¿Cómo podía cambiar tan rápido de opinión? ¿Cómo podía ser tan brusco, de repente dulce, y luego vuelta al principio?



Se agachó de repente, quedando a mi altura y se sentó delante mía. ¿Qué diablos estaba haciendo?. Puso sus brazos a mi alrededor, pero no dije nada, ya estaba acorralada. Su rostro se acercaba cada vez más a mí. ¿Qué iba a hacer? Yo no me podía separar, no si quiero seguir viva. Conozco (o al menos creo que conocía) a Troy, y no soporta el rechazo.



La respuesta no es la huida.



Apartó una de sus manos que me rodeaban y acarició mi mejilla. Nuestras narices hicieron contacto y nuestros labios se rozaban. Cerré los ojos, aparentemente esperando la siguiente acción, pero lo que en realidad yo quería era concienciarme de que esto no sería para siempre. Troy me había secuestrado, pero sé que saldré de aquí. Porque encontraré la manera.



Aún con los ojos cerrados, él se tomó la libertad de agarrar mi mentón y comenzar a besarme con dureza. Me sentí tan sucia... A pesar de no corresponderle el beso, fue como si una estaca se clavara en mi corazón.



<<Louis, ven>>



Lo necesitaba. Lo necesitaba ahora. Necesitaba que fuera él el que me besara de esa manera, no Troy. En cuanto se separó, volvió a besarme. Pero en vista de que yo no le iba a corresponder, me mordió el labio, consiguiendo que éste sangrara y gemí, pero no de placer, sino de dolor.





- ¡Idiota! --esas palabras salieron salvajemente de mi boca, sin pensarlo dos veces--.





Al instante, me arrepentí. Me propinó un bofetón en la mejilla que se oyó por toda la estancia. Lo miré con los ojos aguados, pero él ni se inmutó.





- Como vuelvas a insultarme, utilizo el plan B y te aseguro que no quieres saber cuál es --me amenazó y cerré los ojos fuertemente, dolorida--.





Pero todo no iba a ser tan fácil, yo iba a luchar por lo que es mío: mi libertad. Yo no nací para estar encerrada y convertirme en un juguete que Troy usa y tira todos los días. Me niego. Yo merecía ser libre y alegre. Sonreír cuando la vida me diera alegrías, pero no llorar cuando ocurrían desgracias. Nadie debería sentirse como yo me estoy sintiendo ahora mismo: utilizada, avergonzada, y humillada. Porque, a pesar de que no hubiera nadie mirando, era como si Louis estuviera aquí. Es raro, lo sé. Pero no puedo evitar pensar en su olor, ahora impregnado en todo mi ser; no puedo evitar pensar en su pequeño océano por el cual ve a través; no puedo evitar pensar en la manera en la que me toca, siempre tan suave; no puedo evitar pensar en todo él. Porque estoy a empezar a pensar que lo amo.



Lo amo. Esa es una palabra fuerte. ¿Se puede amar en apenas 3 meses; 1 y medio de relación?. Creo que sí. Creo. Porque nunca he sabido lo que era amar. Creía que sí lo sabía, pero mi amor por Louis traspasaba aquellos límites.



Pero la vida te pone en situaciones difíciles, y lo único que me pregunto es: ¿volveré a verle?. No me preocupo por mi vida, no me preocupo por mi salud, no me preocupo por mi bienestar; y ahí es cuando me doy cuenta de que sí, lo amo. Confirmo mis dudas y lo único que quiero hacer son dos cosas: darle una patada fuerte en las partes bajas a Troy y correr hacia los brazos de Louis.



Aun así, yo en el fondo sé que no duraré mucho aquí metida. Porque sé que Louis también vendrá a por mí. Ya me lo dijo una vez, y no tuvo que repetirlo: él era la definición exacta de problemas y me buscará. Porque los problemas me buscan (Trouble looks for me).



Después de la amenaza de Troy, se levantó, pero antes, me tendió una nota, la cual miré con curiosidad.



Se limitó a callarse, o eso creía. Antes de salir de la habitación donde me tenía encerrada, dijo:





- A veces las drogas me vencen, y acabo haciendo cosas estúpidas.





Y se fue. Dejó la puerta entornada y se fue.



Me quedé callada, con miedo a abrir el papel. ¿Qué habría dentro? ¿Porqué me lo daba ahora?. Quizá, el aire de misterio que envuelve a Troy fue lo que me hizo quererlo. Fue lo que me hizo dar el primer paso. Pero también me hizo dar cuarenta atrás cuando me di cuenta de quién era en realidad.



Y me da pena. Me da pena porque en realidad yo lo quise. Quise. En pasado. Y, tengo muy claro que no lo volveré a hacer. Porque es un error.



Una parte de mí ya sabía que Troy era drogadicto, otra simplemente se sorprendió porque él nunca me obligó a consumir ni me habló de ello.



Con el papel entre las manos y el corazón en un puño, abrí rápidamente el papel, sin esperarme tal contenido.





2/11/2009





<<Aproximadamente la fecha en la que conocí a Troy>> – pensé.





“No te enamores de gente como yo. Te llevaré a museos, y parques, y monumentos, y te besaré en cada lugar hermoso que encuentre para que no puedas ir allí sin saborearme como la sangre en tu boca. Te destruiré de la forma más hermosa posible. Y cuando me vaya, por fin entenderás porqué las tormentas llevan el nombre de personas. 



No quiero hacerte daño, de verdad que no quiero. Pero cuando alguien está metido en este mundo, no hay vuelta atrás. Ya no controlo mis acciones. Eres una chica guapa, atractiva y muy inteligente; y espero que encuentres alguien que te valore de verdad. 



El papel no parece suficiente para mí ahora, pero en la noche es cuando parece que utilizo la única neurona que queda en mi cabeza; porque la marihuana y la cocaína se han encargado de matar al resto. 



Discúlpame si te arrebato lo que no debería pertenecerme. Discúlpame si te hago daño. No es tu culpa, sólo quiero decirte que tampoco es la mía. Bueno, no completamente. 



Y sé que cuando te de esta carta es para dejarte ir, porque ya no lo puedo soportar más. Te encerraré en una habitación, y te lo haré pasar mal. Pero, también sé que cuando salgas por esa puerta entornada que se encuentra en frente tuya, serás libre. Tu pesadilla se habrá acabado ya. Porque yo no puedo aguantar más esta presión. 



No puedo aguantar mi ambición por las drogas, y a veces es mejor rendirte ante la vida. Rendirte porque sabes que es mejor que tú no estés en este mundo a hacer sufrir a algunas personas, entre ellas: tú. 



Sal, y verás que ya no puedo hacerte más daño. 



Adiós, pequeña. 



– Troy.”









(Narra Louis)







- ¡Liam! ¡Necesito tu ayuda! --aporreé su puerta. Había mucho en juego--.



- ¡¿Qué diablos te pasa?! ¿¡Tú cómo sabes mi dirección!? --dijo malhumorado, abriendo la puerta de golpe--.



- No voy a gastar tiempo explicándote la segunda pregunta, pero tengo sí lo voy a hacer contestando a la primera: ¡_____ ha desaparecido! --dije frustrado--.



- ¿Cómo? --dijo perplejo--.



- Como oyes. Conoces su historia con Troy, ¿verdad? --pregunté y asintió, en estado de shock--. Pues ahí tienes la respuesta. Tenemos que encontrarla y matar a ese hijo de puta.





No hizo falta decir nada más. Agarró una chaqueta del pasillo y salió a la calle, él no iba a dejar a _____ tirada en una situación como esta y por eso decidí pedirle ayuda a él primero. Claro que iría yo solo y tardaría menos tiempo, pero no podía hacerlo así. Me matarían antes de pisar una baldosa o tocar un ladrillo de donde quiera que esté.





- Llama a Dylan y yo llamaré a Zayn y a... Niall --dije respirando profundamente--.





Niall era otro hijo de puta que no quería ni ver; pero en situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Otro punto de apoyo ahora mismo nunca está de más.



Hicimos lo que ordené, y en seguida tuvimos a los dos morenos y al rubio con nosotros.





- Es que sabía que iba a pasar algo, desde el momento en el que Troy volvió --dijo Liam gruñendo--.



- ¿¡Te quieres calmar!? Lo importante es _____. Se han llevado a mi princesa y tengo que recuperarla si quiero ser feliz lo que me queda de vida. La amo y la necesito. Ella es una persona importante para todos los presentes y me vais a ayudar a encontrarla. Sin rechistar.

Capítulo 28

* Dos meses después *



(Narras tú)



Las cosas con Louis no iban como yo esperaba. Iban mejor. Era cariñoso, aunque al final del todo, él no había dejado de tener su carácter demandante y ligón de siempre. Pero... Tampoco penséis que las cosas han sido de color de rosa en estos dos meses. También hemos tenido nuestras pequeñas peleas, pero a fin que cuentas, nada que no tenga solución.





Y luego estaba... Liam. Con él nada iba bien. Desde aquella tarde en el aeropuerto, no me volvió a mensajear ni a llamar. En clase se cambió de sitio y comenzó a juntarse con otro tipo de gente. Por lo que había oído, la media de sus notas había bajado y se pasaba los días de fiesta en fiesta. Todos sus nuevos amigos lo estaban corrompiendo. Intenté hablar con él, pero ni caso. Alex le había afectado más que nunca.



Mi amiga tampoco es que estuviera para tirar cohetes. Hablaba con ella por Skype y le contaba todo lo ocurrido con Liam, pero a las dos semanas dejé de hacerlo simplemente porque ese tema la ponía peor de lo que estaba. No sé que hicieron los dos, pero Cupido los flechó fuerte. Ella me dijo que su único propósito de ir a California fue estudiar y, así lo estaba haciendo. Por eso no conoció a ningún chico y sufría por Liam.





- Vas muy guapa --me dijo Louis mientras que yo bajaba las escaleras de edificio--.





Un vestido azul aguamarina ajustado en la zona del pecho y con vuelo a partir de la parte de la barriga formando una falda, formaba parte de mi conjunto junto a unos tacones blancos algo altos y un bolso a juego. Sonreí llegando hasta él, que estaba en la puerta apoyado con su moto detrás de él.





- Gracias, tú tampoco estás mal --dije guiñándole un ojo--.





Y era cierto. Llevaba una americana negra y unos pantalones del mismo color algo cagados que pegaban a la perfección junto a una camiseta básica blanca y unas zapatillas del mismo color. Se veía elegante e informal a la vez. Y me encantaba. Esta vez él había decidido dejar su chupa de cuero en el armario consiguiendo un look muy acertado.





- Dime algo que no sepa --dijo con su ego característico--.



- Tonto –rodé los ojos--.



- Estoy deseando que sea esta noche cuando lleguemos a casa para despojarte de ese vestido... --dijo pasando un brazo por mi cintura, casi tocando mi trasero. Ahogué un gemido--.



- Oh, por Dios --dije--. Eres un pervertido.



- A ti no te pareció eso cuando te lo hice muy duro --dijo él y los colores comenzaron a subir a mis mejillas--. Me pedías más y más... --dijo cada vez en un tono más sensual, susurrando en mi oreja--.



- Louis, ya –advertí yo--.



- Me encanta que te sonrojes cuando te digo cosas indebidas --dijo dejando un mojado beso en mi cuello--.





Ahí estaba el Louis seductor. A veces, hasta era incomprensible. Él ya me tenía a sus pies, pero aún así cada día me mostraba una nueva faceta suya. Tenía la capacidad de sorprenderme todos los días con algo diferente. Y, como consecuencia, le iba queriendo cada vez más.



No dije nada. Me pasó un casco de la moto y él se puso otro. Ahora, me había acostumbrado a ir en su moto. Hasta le había cogido el gustillo. Me agarré a él por la cintura y lo abracé por seguridad, como de costumbre.



Arrancó la moto y comenzó a ir rumbo a un restaurante. Hoy habíamos decidido salir a cenar fuera ya que la vagancia de ir al supermercado a comprar la cena por parte de ambos se hizo bastante notoria.



De repente, tuvimos que pasar por una zona no muy acogedora que digamos. Las casas eran demasiado viejas y allí vivía la gente con poco dinero. Las persianas parecían estar a punto de caerse y algunos cables salían de las ventanas de las casas y se metían dentro de las farolas, para robar electricidad. Mi teléfono vibró, indicándome que me había llegado un mensaje.



Louis tuvo que parar en un semáforo en rojo y pude ver como algunas personas vestidas con unos pocos y sucios harapos nos miraban con desprecio. Saqué mi móvil para mirar el mensaje, y mi corazón se aceleró en cuanto lo leí. No en el buen sentido.





“Estás en zona roja, guapa. - Troy xx.”





Mi respiración comenzó a hacerse pesada y tensé mi agarre hacia Louis. Le enseñé el mensaje y él también se puso nervioso, aunque lo disimuló mucho mejor que yo.





- Hay que salir de aquí --dijo inmediatamente y alarmado--.





Tarde. Un grupo de gente del pequeño suburbio en el que nos encontrábamos se acercaron a Louis y a mí. En seguida localicé las pistolas en su bolsillo trasero y sus caras no eran precisamente simpáticas.





- Louis, llevan pistolas --le informé susurrando--.





El moreno bajó de la moto, sacando él también su pistola que escondía en el pantalón. ¿Desde cuándo llevaba mi novio una pistola allá a donde fuera? En ningún momento alguien apuntó a alguien. Sólo las llevaban a mano.





- Vaya, vaya, vaya --dijo uno de ellos que tenían la voz grave--. Louis Tomlinson en persona, señores. ¿Vienes a buscar más problemas? Porque creo que te lo dejamos bastante claro la última vez.





Todos sus compañeros rieron. ¿De qué estaban hablando?





- ¿Quién es esta señorita? --preguntó con una sonrisa cínica el grandullón y posando la vista en mí--.



- Ni lo pienses --advirtió Louis--.



- ¿Acaso hemos encontrado el punto flojo del gran Tomlinson? --se burló y yo me tensé más, si es que era posible--.



- No la toques -dijo mi novio poniéndose delante mía--.



- Siempre con los mismos fallos --continuó hablando el grandullón, chasqueando la lengua--.





De repente, noté unas manos rodeando y acariciando mi cintura por detrás y me dí la vuelta sobresaltada. Louis ni se inmutó ya que no notó mi reacción. Me arrepentí de haberlo hecho.



El duro y frío rostro de Troy apareció ante mí y las palabras no lograron salir de mi boca. Todo fue demasiado rápido.



Una tela en mi cara. Dejé de ser consciente. Caí lentamente en un sueño donde todo era negro. Unos brazos agarrándome rápidamente. Y la última frase que logré escuchar:





“Deberías cuidar más de tus espaldas”

Capítulo 27

(Narras tú)



La imagen de Liam llorando tanto por la salida de Alex será algo que nunca conseguiré olvidar. Es... ¿Cómo definirlo? Desoladora. Yo sabía que esto iba a pasar, igual que sabía que Liam vendría y no dejaría a Alex marcharse así como así. Pero ella no quería hacerle daño, y sabe muy bien que la distancia duele.





- Liam... --susurré tocando su hombro e intentando hacer contacto visual con él--.



- Déjame --dijo con odio y se dio la vuelta--.





Fruncí el ceño. ¿Qué había hecho yo ahora?. Liam no podía controlar las lágrimas que derramaba. Era la primera vez que lo había visto llorar por un daño emocional. Se fue sin decir nada más. Y ni Dylan ni yo lo impedimos. Ambos sabíamos perfectamente que a Liam había que dejarle pensar las cosas en frío para hablar con él y apoyarlo, que tenga las ideas claras. Casi como yo. Y entonces me puse a razonar.



¿De verdad el amor podía romper tantas cosas? ¿Un corazón que parece ser de acero, lo puede destruir? Liam estaba tan mal que la única conclusión que lograba sacar era: el amor es una perra de mierda.





- Está realmente afectado --dijo mi amigo. Sólo quedábamos él y yo--.



- Sí, no me esperaba esa reacción de él --admití-.



- Se le pasará --me aseguró y yo asentí-.



- Tienes razón --dije--. Bueno, ya sólo quedamos tres de cuatro -suspiré-.



- Alex volverá. Cuando acabe este curso, imagino --dijo y volví a asentir--.



- Dejemos de hablar de ella. Yo tampoco termino de asimilar lo que ha pasado en tan poco tiempo --pedí-. Cambiemos de tema. ¿Qué tal en el amor? --dije directa y él rió-.



- No te cortes en preguntar, eh.



- Yo nunca --dije mientras comenzábamos a andar hacia la cafetería del aeropuerto--.



- Bueno... Estoy intentando algo con alguien --dijo animado y lo miré sorprendida--.



- ¿En serio? ¡Me alegro mucho por ti! --dije ahora yo también animada--.



- Ella se llama Leonor, pero todos la conocen como Leo. Imagino que por su carácter... --dijo rodando los ojos--.



- ¡Qué bien! ¡Me la tienes que presentar! --dije riendo--.



- Sería una buena idea. Podríamos hacer una cita doble --dijo y asentí inmediatamente. Él sabía que había elegido a Louis, pero no sabía que Niall me había engañado. Prefería omitir ese detalle--.



- ¡Claro!



- Pues ya está dicho. Cuanto antes mejor.





Me quedé hablando un rato con Dylan en la cafetería. Me habló de Leo, me la describió y me especificó que eran novios, pero no tan serios. ¿Se entiende?. Son novios pero ninguno de los dos se lo toma demasiado en serio, están aprendiendo a quererse poco a poco como toda pareja normal.



Después, Dylan me acompañó hasta mi casa y cuando entré estaba vacía. Louis me dijo que tenía que ir a solucionar unos problemas del negocio de su padre. Me senté a leer un rato mientras lo esperaba.



A la vez que leía, me gustaba escuchar música, así que saqué mi móvil y puse la canción “Love Runs Out” de One Republic. Me removí por el sillón y sonreí ante las escenas románticas de los dos protagonistas. Me recordaban a Louis y a mí. Eran diferentes, pero cambiaron para adaptarse al otro.



En realidad, todo lo que hacía Louis por mi lo apreciaba. Intentaba hacerme regalos románticos y yo sólo quería abrazarlo todo lo fuerte que podía como a un peluche. Me decía cosas bonitas, cosas que nunca antes me dijo.



Escuché la cerradura de casa abrirse y no me levanté, imaginándome que sería el moreno que actualmente ocupaba mi mente y mi corazón.





- Hola, cariño --dijo dándome un beso en la frente y sonreí-.



- Hola, problemas --dije guiñándole el ojo derecho--.



- ¿Qué haces? --preguntó después de reír gravemente ante su apodo--.



- Leer y escuchar música --dije--.



- Oh. Y... No te gustaría... Ya sabes... ¿Cambiar de actividad? --preguntó lamiéndose los labios--.





Esa acción provocó que yo inmediatamente centrara mi atención en ellos: sus labios. Mordí los míos, con ganas de besarle.





- ¿Qué propones? --dije haciéndome la tonta--.



- Algo como esto... --dijo acercándose más a mí--.





Lentamente, comenzó a besarme con sensualidad. En seguida, correspondí su beso, saboreando su delicioso sabor y recorriendo cada esquina de su cavidad bucal. Nunca me cansaré de hacer eso... Mordí su labio inferior, ganándome un gruñido por su parte. Sonreí en sus labios.





- Así que sabes jugar sucio... --susurró en mis labios, pegándose más a mí-.



- ¿Acaso todavía no lo habías comprobado? --dije riendo--.



- Me encanta tu risa –desvió el tema y yo sólo rodé los ojos--.



- Eso no es cierto.



- Lo es. Es loca, alegre y con carácter... Como tú.





Y ahí estaba. Comentarios bonitos que hacían que se me ablandara el corazón me hacían quererle un poquito más cada día. Le di un pico y me volví a acomodar, evitando hablar del tema. No es que no me gustara que me dijera ese tipo de cosas, lo que no sabía era cómo contestar ya que no quería mostrar mis inseguridades siempre o Louis se cansaría de mí antes o después. Es sólo cuestión de tiempo.





- Hoy cogió Alex el vuelo a California --dije sin mirarlo y haciendo un pequeño puchero--.



- Oh, amor, lo siento --dijo pasando su brazo por mis hombros y me recosté un poco sobre él--. Si quieres, puedes contarme todo lo que le contabas a ella --dijo y yo no pude evitar reír--.



- ¿Es en serio? --dije riendo, cambiando mi estado de ánimo--.



- Claro.



- No puedo hablar contigo de lo bueno que está Zac Efron... --dije alzando una ceja, para ver su reacción--.



- Yo estoy más bueno que Zac Efron --dijo él frunciendo el ceño--. Además, sólo deberías de hablar de lo bueno que estoy yo. Sólo yo, nadie más.



- Claro, claro --dije con ironía--. Celoso.



- No estoy celoso. Sólo reclamo lo que es mío.



- Yo no soy tuya, soy tu novia --dije riendo--.



- Lo mismo es.



- Eres un poco posesivo, ¿no? --dije sacándole la lengua--.



- ¿Algún problema con eso? --dijo sin quitársele el enfado de encima--.



- No, tonto --dije. Me encantaba cuando se enfadaba. Me pareció adorable y sexy a la vez--. Te quiero, posesivo o no, celoso o no. Voy a seguir siendo tu novia igual.

Capítulo 26

* Una semana después *



(Narra Alex)





Limpié mis lágrimas con la palma de mi mano. Con la maleta en la mano y el corazón en el puño. Miré a Dylan, el cual me miraba con tristeza. Tomé una gran bocanada de aire y le abracé. Será difícil estar lejos de él, de todos.





- Siento irme. Siento que es lo mejor --dije sollozando en su hombro--.



- Estudia mucho. Esa oportunidad no se la dan a cualquiera --dijo él abrazándome fuertemente--.



- Lo intentaré y si no... Ya te hablaré por Skype para que me expliques francés --dije riendo ligeramente--.



- Cuídate, Alex --dijo separándose de mí y dándome un beso en la mejilla--.





Suspiré y miré a _____. Dios, cómo la voy a echar de menos. La miré con ternura, ella ya estaba echa un mar de lágrimas. Una lágrima se escapó de mis ojos aguados. Dejé la maleta en el suelo ya que me incomodaba y me acerqué a darle otro abrazo. Cuando le conté lo de que me iba a Califronia, me reprochó que ya no tendrá una chica a la que contarle las cosas aunque en realidad, ambas nos habíamos escondido cosas. Ella en seguida me puso al tanto de su relación con Louis, la cual iba viento en popa, y yo le hablé de lo que pasó con Liam. Quisimos ser sinceras entre nosotras antes de separarnos por un tiempo.



Ella era mi mejor amiga, mi confidente. Era la chica con la que compartía risas y llantos, carcajadas y lágrimas. La chica que me comprendía y quería lo mejor para mí. Por eso le deseaba lo mejor. Porque ella lo era y se merecía un chico que estuviera con ella a las buenas y a las malas. Me sentí un poco mal al saber que Niall me había mentido a mí también y me había convertido parte de su plan incondicionalmente y al haberle ayudado. Ahora pensaba que el indicado para ella es Louis, da igual cuantos problemas le traiga y cuantas veces haya estado en comisaría. Por lo que ella me contaba, la hacía feliz y eso era lo único que me importaba.





- Te voy a echar tanto de menos... --dijo ella sollozando y las dos, como buenas sentimentales que somos, nos pusimos a llorar en el hombro de la otra--.



- Te quiero mucho, _____. No sé a quién molestaré ahora con los chicos --dije y ella rió un poco--.



- Yo también te quiero, Alex. Eres mi mejor amiga y nunca nadie podré reemplazarte. Lo prometo --dijo ella y me enterneció el corazón--.



- Tú también eres mi mejor amiga. Siempre lo serás --dije y nos miramos--.



- ¿Siempre? --preguntó insegura--.



- Siempre –afirmó segura--.



- ¿Lo prometes? --volvió a preguntar--.



- Lo prometo --dije y chocamos las manos.





Tomé aire y Dylan habló.





- Abrazo grupal --dijo y nos abrazó a mí y a _____ con fuerza--.





Yo no podía parar de llorar. Agarraba a mi amiga, la cual se había tranquilizado un poco al contrario que yo, y a mi amigo como si se fueran a esfumar. Porque para mí era como si lo fueran a hacer. Eran mi apoyo, mis pilares más importantes a parte de mi familia.





- Esto no es una despedida, ¿vale? --volvió a hablar Dylan, acariciando mi mejilla y asentí--.



- Es un hasta luego... Algo largo --dijo _____ un poco más animada, dando su aire de positividad a la situación--.



- Vale –sonreí débilmente--.





Las puertas para bajar al avión ya estaban abiertas, y la azafata ya indicaba a la gente del vuelo tendrían que comenzar a subir. Agarré mi maleta de mano, dándoles un último abrazo a _____ y Dylan. Pero no me iba bien... Algo me dolió. El corazón, porque Liam no estaba aquí.





- Liam no va a venir, ¿cierto? --dije volviendo a llorar--.



- No lo sé. No creo --dijo Dylan mirando al suelo. Al menos era sincero--.



- Pues yo confío en Li. El te quiere, Alex. Vendrá aunque no quiera decirte adiós --dijo _____ acariciando mi hombro--.



- No sé yo... --agaché mi cabeza, deseando que el moreno viniera y me besara como sólo él sabía hacer--. Me tengo que ir. Hasta luego -hice un amago de sonrisa--. Os quiero.





Me di la vuelta y vi cómo _____ y Dylan me miraban abrazados mientras me iba. Él le decía cosas bonitas y ella sonreía falsamente indicando que todo estaba bien. Aunque no fuera así.



La lágrimas bajaban por mi rostro aunque no llorara. Sólo... Indicaban dolor. Les di un último vistazo a mis amigos hasta dentro de un largo tiempo y le entregué el ticket a la chica. Pero antes, una mano agarró mi brazo y me giró bruscamente.



Lo siguiente que sentí fue cómo unos labios se posaban sobre los míos, moviéndolos lentamente. Eran los de Liam. Nadie más podría besar así de bien. Me pegué a él y lo abracçe mientras nos besábamos. Yo lloraba, pero seguía sin emitir ruido alguno. Me concentraba en el suave tacto de sus labios con los míos. Nos separamos y lo miré a los ojos.





- Has venido --dije en un susurro, sorprendida--.



- No podía dejarte ir sin despedirme --dijo--. No sin antes decirte algo.



- ¿Qué? --dije--.



- Que te amo. Llevo amándote en silencio desde... Siempre. Eso es lo que siento por ti, Alex. Eras la razón por la cual quería levantarme todas las mañanas, para ver tu precioso rostro otra vez más. Eras la razón por la cual quería seguir viviendo, por la cual siempre quiero ser fuerte para no derrumbarme y demostrarte que puedes sentirte segura conmigo. Eras, y eres la razón. Eres mi razón de ser y si te vas, me quitan algo muy preciado de mi corazón. La ilusión. Tú eres como un rayo de ilusión que me hace querer continuar y conquistarte. Porque me importas más de lo que debería, porque nunca me había sentido así con ninguna chica más. Y por eso te esperaré. Siempre. El tiempo que haga falta. Te amo, Alex. Y siempre lo haré, porque merece la pena.





Me quedé sin saber qué decir. ¿Lo amaba? Claro, nunca había sentido esto con otro chico. Pero la había cagado hasta el fondo. Las cosas no deberían ser así, él no debería esperarme y sufrir por una chica que no va a estar a su lado. Liam se merecía ser feliz.



En ese momento, sólo existíamos él y yo. Daban igual las caras sorprendidas de ____ y Dylan, y las miradas de ternura que nos daban las personas mayores. Mis ojos ya estaban rojos y mi nariz llena de mocos. Nunca me di cuenta de lo mucho que necesitaba escuchar esas palabras.





- Liam –susurré llorando y lo abracé-.



- Te esperaré siempre --dijo él en el abrazo y yo no me pude sentir peor--.





Supongo que esto es lo que pasa cuando quieres a una persona tanto que su felicidad la antepones a la tuya, ¿era correcto sentirme así?. Él, mientras que yo estoy fuera, se enamorará de otra persona y no quiero que se quede estancado en mí. Porque yo no me atrevía a prometerle nada.





- No lo hagas --pedí-. Te mereces ser feliz. Conmigo no lo eres.



- Lo soy. No hay nadie que me haga más feliz que tú.



- Escucha, Liam --le dije haciendo contacto visual con él y deshaciéndome de su abrazo--. Quiero que continúes con tu vida y me olvides. Como si yo nunca hubiera existido. Creo que es lo mejor. No mereces tener que esperar a que yo vuelva porque no sé cuando lo haré. Conoce a chicas y pásatelo bien. No te quedes estancado en algo que no sé si ha llegado a empezar. Te amo, sé que lo hago aunque en estos momentos te estés planteando lo contrario. Pero lo hago por tí, no por mí. Gracias por venir, necesitaba un último beso que hiciera revivir a las mariposas de mi estómago. Lo admito. Ahora, olvídate de mí.







Arrepintiéndome de mis bruscas y poco sentimentales últimas palabras, entregué el ticket a la chica la cual ya estaba comenzando a meterme prisa y me fui. Me fui porque había tomado una decisión y ya no había marcha atrás.

Capítulo 25

NA (Nota de Autora): éste capítulo sólamente de contenido sexual, así que si te vas a traumatizar, es mejor que no leas. Lo he intentado hacer lo mejor que he podido, basándome en otras novelas pero obviamente cambiándolo a mi manera. Así que si te suena la escena, lo más probable es que hayas leído algo parecido antes. No me juzguen. Éste es el primer capítulo hot que subo en toda mi historia de escritora, así que si hay algo que pueda mejorar, me lo dicen y listo. Si no les gustan las escenas así, esperen al siguiente capítulo. No hay nada especialmente imprescindible que deba leer para continuar leyendo esta novela, ya que solo hay contenido sexual. Repito: si se van a traumar, no lean; sabéis que han tenido sexo y punto. O que han hecho "el amor".

No podía esperar a subir este capítulo. Espero vuestros comentarios y votos.

Andrea xx. <3.



(Narras tú)





Louis me atacó con su lengua y me apretó contra el colchón. Dios, me hacía sentir como si estuviera a punto de perder mi virginidad aunque no fuera así. Solté un gemido debido a la presión que él se encargaba de ejercer sobre mí y por lo loca que sus movimientos sensuales y extremadamente sexys me estaban volviendo.





- Me haces perder la cabeza --dijo Louis sin separarse de mí. No me dio tiempo a contestar, porque él metió su lengua traviesa en mi boca de nuevo--.



- Tú ni te imaginas el efecto que causas en mí, Louis --susurré, haciendo que una corriente de calor recorriera nuestros cuerpos--.





Mordió mi labio inferior con pasión y luego subió mis manos hasta por encima de mi cabeza, haciendo que no pudiera escapar de él. Aunque si pudiera, tampoco lo haría.



Volvió a besarme, pero esta vez, con mucha más necesidad que la vez anterior. Me apretó mucho más al colchón con su cuerpo. Gemí al notarlo y él sonrió. Seguí con mi mirada su dedo índice, que bajaba por mi mejilla despacio.



No dijo nada, sólo se mojó los labios y cuando pensé que me iba a besar de nuevo, bajó para atacar mi cuello.





- Te necesito ahora --dijo el moreno, acariciando con la palma de sus manos mi hombro descubierto, llegando a la zona de los pechos, donde se encontraba el corazón--.





Suspiré, sintiendo que todo el aire que alguna vez había podido retener en mis pulmones salía junto con mi corazón. Él, todo él, era perfecto.



Louis me acarició por debajo de la camiseta haciendo que me estremeciera. Y luego, la levantó tirándola en algún lugar de la habitación. Gemí en cuanto sus labios apretaron uno de mis pechos y él sonrió satisfecho, transladando sus besos a mi cuello.



Jugué con el borde de su camiseta y enseguida me deshice de ella igual que él había hecho anteriormente. Vacilé, llevando mis manos a su espalda y acaricié su piel.



Y en ese momento, sentí la necesidad de ser suya. Sin presión, sin obligación. Sólo él y yo disfrutando el uno del otro.



Louis se separó un poco de mí y me miró a los ojos. Yo no tuve la suficiente valentía como para mantenerle la mirada, pero vi cómo escaneó mi cuerpo mientras yo, en un acto de nerviosismo, tragaba saliva. Posó sus manos en mi cadera antes de volver a besarme.



Abrí mis piernas, dejando que se colocara en ellas para la comodidad de ambos. Él gruñó y volví a la realidad. Las únicas prendas que quedaban en ambos era la ropa interior. Se deshizo de mi sujetador, y yo lo dejé sin objetar.



Me volvió a mirar, sonrió con picardía y se acercó a besarme de nuevo mientras acariciaba mis pechos con suavidad. Como si de un papel me tratara. Mi respiración era agitada. Mi piel contra la suya, deseando más y mis labios jugando con los suyos en una batalla sin ganador definido.



Ahí fue cuando me di cuenta. No necesitaba huir, no necesitaba siquiera confundirme. Él. Todo giraba a su alrededor y yo no quise darme cuenta. Era el único al que quería.





- _____ --susurró mientras se deshacía de la única prenda que quedaba en mí, quedando totalmente expuesta a él. Lo miré directamente a los ojos. Él apoyó un brazo a cada lado de mi cabeza y me miró de arriba a abajo--. Eres hermosa --dijo antes de besar el valle de mis pechos, mientras que yo jugaba con el elástico de su bóxer. Noté cómo el color subía a mis mejillas, haciendo que el rubor llegara a mí--.





- No digas eso, que me sonrojo --dije bajando la vista de él--.



- Sería imposible evadir la realidad --dijo después de soltar una pequeña carcajada--. Eres tan guapa cuando te sonrojas...





Rodé los ojos, logrando otra risa por su parte. Y luego, liberé la erección que hace un rato se había despertado. Me mordí el labio mirando esa parte en concreto. Aparté mi mirada de ahí y miré a Louis, que acariciaba mi mejilla para acercarse a besarme con dulzura.



Notaba el cariño y el amor en cada uno de sus gestos. Sin duda, quería hacerme sentir especial y lo estaba consiguiendo.





- Te quiero --dijo y sonreí. Era la mujer más feliz del planeta. Sus “te quieros” sonaban tan bien... -- .



- Yo también te quiero, Louis --dije sin ni siquiera pensarlo. Claro que le quería. También a Niall, pero hoy mismo había descubierto que de manera distinta--.





Volvió a besarme y puse mi mano en su mejilla, mientras él colocaba la suya en mi cadera desnuda. Gemí en cuanto chocó contra mí y el chico abrió el cajón para alcanzar un preservativo. Me miró dudoso mientras lo agarraba y asentí decidida.



Él suspiró con una sonrisa y se lo colocó. Se puso entre mis piernas y hundió su cabeza en mi cuello mientras agarraba mi mano derecha y, con la izquierda, acariciaba mi cintura.





- Eres mía --dijo en un gruñido antes de entrar en mí--.



- Lo soy --admití--.





Nos dejábamos caer. Él sintiendo mi estrechez y yo sintiendo su profundidad, mientras llegábamos al éxtasis.



Cuando Louis llegó al clímax por completo, salió de mí y me dió un pequeño beso en la frente. Se tumbó a mi lado, perdiéndose en las sábanas y cubriéndome también con éstas. Apoyé mi cabeza en su pecho y sonreí. Ya era suya. No había marcha atrás.





- ¿Ha cambiado esto algo para tí? --preguntó Louis en un tono de voz muy bajito--.



- Claro, cada segundo que pasa te quiero más --lo miré directamente, perdiéndome en su mar azul: sus ojos--. Pero me sentiría más segura de todo si estuviéramos en una relación --declaré--.



- Lo que tú quieras, princesa --sonrió--.



- Bien, eres mío y punto --dije dándole un beso en el pecho y escuché una risita por su parte--. ¿Qué?



- Eres una celosa, incluso aunque no te haya dado razones para serlo --fruncí el ceño--.



- Tonto --declaré haciendo puchero--.



- Pero me quieres --me guiñó un ojo y no pude evitar reír--.